
CULTIVANDO UNA CULTURA DE CAMBIO INSTITUCIONAL
(Consejos de un maestro para otros maestros)
“La facultad es
el curriculum, nosotros enseñamos lo que somos” Bob[1]
En la sociedad de la que somos parte, los cambios
están a la orden del día, y frente a ellos como ciudadanos tenemos dos
opciones: (i) Cambiamos junto a los
cambios sociales (ii) O simplemente
nos quedamos en el pasado, relegados por
una sociedad en permanentes cambios.
Los cambios no tienen que llevarnos a asustarnos,
pues estos nos brindan una oportunidad desafiante para avanzar y ser más
eficaces en nuestro rol ministerial frente a los desafíos que nos propone
nuestra comunidad.
Hace años un esposo que estaba fuera de casa por
motivos de trabajo o de estudios, tenía que soportar días o semanas enteras sin
comunicarse con su familia; hoy, gracias a los cambios en materia tecnológica,
puede ese mismo esposo mantenerse comunicado todo el tiempo con su familia.
¡Gracias a Dios por los cambios!
Hace años un lector que no vivía en Norteamérica o
en Europa estaba relegado a la ignorancia académica, debido a las limitaciones
en materia de comunicación; hoy, gracias a los cambios heredados por la
globalización, ese mismo lector puede estar al día en cuanto a los nuevos temas
de actualidad. ¡Gracias a Dios por los cambios!
Si trasladamos el tema de conversación al campo de
la educación teológica, descubriremos que existen cambios que e esta área
debemos realizar, algunos implicarán más tiempo que otros; pero finalmente, se
debe reconocer que los cambios son una parte indispensable en el avance de
nuestra educación teológica.
Comparto desde este espacio, algunos principios que
nos fueron recomendados por nuestro maestro Bob “Cultivando una Cultura de Cambio
Institucional”, desde la realidad del proceso de actualización e
innovación del cuarto taller del GATE (Asociación Global de Transformación para
la Educación).
Realice un
estudio de resultados
Todo Seminario Bíblico ha disfrutado de la bendición
de recibir, capacitar y ver egresar a sus alumnos; pero ¿Cuántos ha llevado su
trabajo académico un poco más allá? ¿Cuántos han emprendido o terminado un
estudio de resultados? ¿Cuántos han investigado la realidad actual de sus
graduados después de abandonar años atrás sus aulas?
Se nos presenta el desafío enorme de iniciar
procesos intencionados de corte investigativo. Pues si bien es cierto que los
seminarios cumplen con sus responsabilidades académicas actuales, existen otras
que se han descuidado; la investigación teológica es una de las
responsabilidades que debemos retomar o asumir, esto de acuerdo al caso
particular de cada facultad teológica.
Realizar un estudio de resultados, nos permitirá
terminar con las quejas permanentes en
el ámbito evangélico, quejas como que “no
hay estudios estadísticos que ilustren la realidad latina, pero aún a nivel
ecuatoriano”; pero ¿Cómo tendremos estudios reales basados en nuestra
realidad nacional, si antes no hemos iniciado procesos de investigaciones
científicos serios?
¿Qué tipos de estudios de resultados se pueden
realizar? Se puede trabajar en las siguientes propuestas:
a. Investigar la realidad de los egresados del SBA en
las últimas dos décadas.
b. Investigar la imagen que el SBA ha proyectado a las
Iglesias de la ACyM.
c. Investigar la imagen que el SBA ha proyectado a la
comunidad de la que es parte.
En fin, para ser parte de una cultura de cambio
institucional, debemos iniciar con estudios de resultados.
Involucre
personas a su grupo de interés.
Una de las ventajas de la administración actual del
SBA del Ecuador, es la inclusión. Esto se ha podido notar en la conformación de
un equipo de trabajo, que representa a los cuatro puntos geográficos en los que
actualmente el Seminario está funcionado.
Sin embargo, en este campo aún existen desafíos
destacables, tales como: la promoción del SBA en todo el territorio nacional,
la promoción del SBA entre las diversas denominaciones, la incorporación de
profesores de otras denominaciones, la incorporación de profesionales
creyentes, la equidad de género en el área educativa; en fin la inclusión va más allá de amar a los
que culturalmente son diferente a
nosotros, implica desafíos culturales.
La ventaja de pensar de esta manera, no alejará al
Seminario de nuestra fe ni tampoco de los principios eternos de la Palabra;
antes nos permitirá fortalecernos a través de la incorporación de puntos de
vista valiosos y que se pueden encontrar en múltiples contextos.
Para ser parte de una cultura de cambio
institucional, debemos iniciar con la incorporación de varios individuos e
instituciones a nuestro grupo de interés.
Revise el
Currículo.
Damos gracias a Dios, por el currículo que ha
caracterizado a nuestro querido Seminario a lo largo de sus años de existencia
(más de 80 años), los enfoques y las perspectivas nos formaron durante nuestros
días por la jornada del Seminario; además sus énfasis nos acompañan aún en
nuestro trabajo ministerial. ¡Gracias a Dios por el Seminario!
Sin embargo los estudiosos y además expertos en
materia de educación, sugieren revisar periódicamente el currículo de una
institución. Este ejercicio permitirá evaluar la condición actual de una
entidad educativa.
En el caso de nuestro querido Seminario, sería
provechoso que se empezará un proceso de revisión curricular, rol que deberían
involucrar la participación de los siguientes grupos poblacionales de nuestra
denominación: autoridades del Conadet; autoridades del Seminario, representados
en sus cuatro centros de estudio; profesores del Seminario, líderes
representativos y saludables de la denominación; estudiantes. En fin una
jornada que se caracterice por la inclusión y tolerancia, a fin de intercambiar
criterios y llegar a la revisión de la matriz curricular que sea actual y
pertinente para las actuales y futuras generaciones de seminaristas.
La revisión del curriculum de nuestro Seminario,
debe equilibrar la distribución de las materias que rigen nuestros programas.
Los programas que ofertamos deben responder a las demandas y exigencias
ministeriales de una sociedad en cambio y evolución permanente; esto no implica
que nos apartemos de la fe cristiana y sus principios eternos.
Las habilidades, las cualidades y el conocimiento
deben estructuras la incorporación de cada materia de nuestros programas.
Cuando una de estas áreas es descuidada por favorecer a la otra; nuestro
curriculum deja de ser efectivo.
Al seguir este camino, los sílabos de cada materia
impartida irán más allá de cumplir con una norma académica solicitada por las
autoridades pertinentes; se convertirán en herramientas que faciliten el
proceso educativo, cumpliendo con el más alto de los fines: “Transformar la vida de nuestros alumnos”.
La vida de un alumno es transformada, cuando los
programas, las materias y los sílabos responden a un proceso de revisión
curricular; esta es una forma de ir incursionando en el cambio institucional.
Con este aporte intento desafiar a quienes deban ser
desafiados; animar a quienes están desanimados en su tarea educativa; respaldar
en base a propuestas a las autoridades que rigen la educación teológica en
nuestra querida denominación.
En fin, culmino este espacio citando a una autoridad
en el ámbito de la educación cristiana, Howard Hendricks:
La enseñanza efectiva viene sólo a
través de una persona cambiada. Mientras más cambie, más viene a ser un
instrumento de cambio en la vida de otros. Si quiere llegar a ser un agente de
cambio, usted también tiene que cambiar.[2]
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