EL GIMNASIO COMO ESPACIO DE REFLEXIÓN TEOLÓGICA
EL GIMNASIO COMO ESPACIO DE
REFLEXIÓN TEOLÓGICA

He
reflexionado, siguiendo la premisa de C. S. Lewis: “Todos hacemos teología, de una u otra manera, pero la hacemos”.
En
esta ocasión deseo compartirles mis reflexiones desde un espacio muy particular
“el gimnasio”. ¿Desde el gimnasio se puede reflexionar teológicamente? Sí, aún
desde espacios como ese; simplemente necesitamos un poco de observación y
discernimiento.
¿En
qué momentos se hace teología desde el gimnasio? En todo momento: al trabajar,
al descansar entre cada repetición o ejercicio, al usar en la caminadora; en
todo momento. Simplemente necesitamos estar dispuestos a unir dos cosas: el deseo
de ejercitarnos y el deseo de hacer teología.
Bueno,
bueno y ¿Qué se puede aportar al pensamiento teológico desde el trabajo en el
Gim?
Desde
el gimnasio se pueden realizar varios aportes teológicos. Esta vez lo haré
desde la “comparación entre la vida en el iglesia y la vida en gimnasio”.
Estas
reflexiones surgen desde mi experiencia en el cristianismo (más de dos décadas)
y desde mi vida en el gimnasio (varios meses).
SIMILITUDES ENTRE LA VIDA EN LA
IGLESIA Y LA VIDA EN EL GIMNASIO
Tanto
en la iglesia como el gimnasio nos encontraremos con personajes con ciertas características:
LOS DISCIPLINADOS
En la Iglesia: Son aquellos que han sido capaces de ejercitarse en
las disciplinas espirituales con el paso de una práctica devocional continúa.
Se han hecho con el paso de los años. Han sido capaces de avanzar en la vida
cristiana aun cuando las cosas no van del todo bien. Han sido capaces de mirar
a Jesús, como su modelo; aun cuando su mente les dice que no. Su vida revela
que Dios ha trabajado con el paso de los años en ellos.
En el gimnasio: Son aquellos que han hecho del ejercicio físico un
hábito. Han tenido que lidiar con la pereza, las lesiones y las caídas; pero
han avanzado. Su cuerpo revela el esfuerzo y la constancia de los años de entrenamiento.
Estos se han levantado cada mañana muy temprano, aun cuando la cama los invite
a quedarse.
LOS APRESURADOS
En la Iglesia: Son aquellos que intentan en poco tiempo conseguir
lo que a los disciplinados les ha costado años de trabajo. Son los que esperan
en un retiro de tres días avanzar en madurez. Estos creen que ir rápido es
señal de crecimiento espiritual. Los apresurados no están dispuestos a
descansar en el trato paciente de Dios en sus vidas.
En el gimnasio: Son aquellos que esperan en poco tiempo obtener el
cuerpo de los disciplinados. Estos son capaces de inyectarse cualquier producto
por crecer en masa rápidamente, irrespetando el proceso normal de crecimiento
muscular. Los apresurados prontamente dejan de ir al gim, ya que olvidan que no
es del que más ejercicio realiza, sino del que lo mantiene como un hábito.
LOS SENCILLOS
En la Iglesia: Son aquellos que están dispuestos a aprender de los
demás. Reconocen que no lo saben todo en la vida cristiana. La iglesia se
convierte en un espacio de aprendizaje permanente. No viven para impresionar a
otros, mantiene un perfil bajo; más allá de si saben o saben mucho de Biblia.
En el gimnasio: Son aquellos que en ocasiones son disciplinados,
sin embargo realizan sus ejercicios en silencio. Pasan desapercibidos muchas
veces, ya que simplemente se dedican a trabajar, jamás
a impresionar a otros; más allá de si son buenos en el levantamiento o no de
las pesas.
LOS CHARLONES
En la Iglesia: Son aquellos que apenas al leer cierto libro le
quieren enseñar a sus pastores, son aquellos que viven para mostrar su
conocimiento. Están dispuestos a cualquier cosa por ser tomados en cuanta por
los demás. Los charlones creen que saben más que nadie, cuando en realidad
revelan mucha ignorancia. La iglesia para estos es un espacio de modelaje y
conquistas.
En el gimnasio: Son aquellos que se arreglan lo más que pueden para
ir al gim, su meta es impresionar a los demás. Estos personajes realizan cada
ejercicio frente al espejo, pendientes de que sus músculos sean reconocidos.
Los charlones se jactan de su cuerpo y el gim es un espacio para galantear a
los del sexo opuesto.
LOS SOLIDARIOS
En la Iglesia: Son aquellos que al ver a un nuevo en la iglesia le
brindan facilidades para su crecimiento espiritual. Estos trabajan siempre a
favor de los que saben menos que él. Acompañan a los que van más lento en su
peregrinaje cristiano. Si un nuevo o un hermano débil en la fe se equivoca,
están listos para ayudarle; jamás para menospreciarle.
En el Gimnasio: Son aquellos que cuando ven que un nuevo empieza a
visitar el gim, se presentan y lo hacen sentir como en casa, le dan confianza.
Estos son capaces de acompañar al nuevo mientras trabajan en sus ejercicios. Si
ven a un novato que se equivoca en sus ejercicios, le enseñan con gracia.
LOS EGOÍSTAS
En la Iglesia: Son aquellos que viven para sí mismos. Se apropian
de los primeros lugares en la iglesia. A ellos no les interesa el crecimiento
de los demás, viven para satisfacer sus propios deseos. No son capaces de incomodarse
por otros.
En el Gimnasio: Son aquellos que se adueñan de las máquinas. No son
capaces de trabajar junto a otro en una máquina. Le importa un carajo si
alguien se lesiona, jamás dejarán de ejercitarse por esperar a otros, que son
más débiles que él.
¿Con
qué personaje de estos te identificas? ¿Será que existen otros modelos que se
repiten tanto en la Iglesia como el Gim?
Dejo
con cada uno de ustedes dos desafíos:
1. Cuidemos nuestros cuerpos, ejercitemos físicamente.
2. Hagamos teología, desde el empirismo o desde la academia.
Pero hagamos teología.
Alexander
Zambrano Macías
Portoviejo,
13 de julio de 2016
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